Esta es la historia de Mary, quién con solo 16 años, sufrió un grave accidente, y murió.
Sus padres la enterraron y siguieron el ritual de la campana. Siendo pleno invierno decidieron que lo mejor era esperar dentro a oír la campana.
Hacía mucho viento y la campana no paraba de sonar, la madre de Mary no hacía más que salir a comprobar si era el aire o su hija pidiendo ayuda.
Al final, el padre, temiendo perder a su esposa por el frío, desenganchó el badajo de la campana para que dejara de sonar y su esposa dejara de salir esperando poder volver abrazar a su hija.
Por la mañana, al salir al patio, encontraron la campana tirada en el suelo, y la cuerda que iba hasta ella prácticamente en la tumba. Mary había despertado en mitad de la noche y había estado intentando hacer sonar la campana, pero al quitarle el badajo sus padres no pudieron ir a socorrerla.
Desenterraron el ataúd a toda prisa y, al abrirlo, encontraron a Mary. Estaba totalmente cubierta de sangre, la tapa del ataúd estaba arañada, y Mary no tenía uñas, se las había destrozado intentando huir del ataúd. Desde entonces, la leyenda cuenta que si dices Bloody Mary tres veces frente a un espejo, suena una campana que anuncia que Mary va a por ti, a robarte la vida que ella habría tenido, y que se aparece en el espejo justo detrás de ti.