jueves, 4 de agosto de 2011

Fred y su hermana.

Esta historia me la contó mi amigo Fred, cual es cierta ya que la sufrió en sus propias carnes.

Mi amigo Fred tenía una hermana, Silvia, eran uña y carne. Desde pequeños dormían juntos, ya que ambos tenían miedo a la oscuridad, y durmiendo juntos se sentían más seguros. Cuando crecieron y cumplieron ella 19 años y él 17 continuaban compartiendo cama, no por temor sino por costumbre.

Un viernes por la noche Silvia salió con su novio, Álex, a tomar unas copas y bailar a la discoteca del centro donde solían ir cada viernes. Cuando Álex llegó Silvia salió corriendo a saludarle, se montó en su moto y, juntos, se fueron a divertirse.

Fred se quedó en su habitación terminando un trabajo de filosofía para no tener que preocuparse en todo el fin de semana. Alrededor de las tres y cinco de la mañana escuchó a su madre levantarse e ir a la habitación.

-Freddy, ¿ha llegado ya tu hermana? Esta niña... ¡cada día vuelve más tarde! Freddy,  ¿crees que le puede haber pasado algo?

-Mamá, siempre estás igual, todos los viernes montas el mismo número. Tranquila, seguro que se han entretenido o está divirtiéndose tanto que ni siquiera sabrá que hora es. Cómprale un reloj, así seguro que no tendrá excusa.- Contestó Fred.

Su madre se quedó más tranquila al escuchar eso, sonrió y se fue a dormir.

A las cuatro y diez, con el trabajo ya terminado, Fred se dispuso a acostarse. Tardó en dormirse, pero cuando estaba quedándose dormido algo le despertó. Miró hacia la puerta de su habitación y, pese a la oscuridad, pudo distinguir claramente la silueta de su hermana.

-Vaya, por fin. Mamá estaba muy preocupada por ti.- Le dijo.

Su hermana, sin contestar, se metió directamente en la cama a su lado. Con lo cansado que estaba Fred no tardó ni un minuto en quedarse profundamente dormido, pero antes de dormirse miró el reloj, eran las cuatro y veintisiete de la mañana.

Al despertarse por la mañana estaba solo en la cama y, pensando que su hermana se habría levantado antes que él, bajó sonriendo hacia el salón. Al llegar vio a sus padres sentados en el sofá abrazados y llorando.

-¿Qué ocurre?- Preguntó desconcertado.

-¿Que qué ocurre? Hijo mio anoche mientras dormíamos Silvia y Álex tuvieron un accidente de moto, y fallecieron en el acto a las cuatro y veintisiete de la mañana.- Contestó su madre.

No podía creerlo, él la había visto, a esa misma hora entrando en la habitación y metiéndose en la cama con él. ¿Quién si no podría haber sido?

Se que Fred está destrozado aún por la muerte de su hermana, pero lo pasa aún peor cuando, cada viernes, su hermana Silvia se mete en su cama a dormir a las cuatro y veintisiete de la mañana.

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